lunes, 29 de junio de 2020

HIPÓLITO, DESGRACIADO MUCHACHO


Otra vez te tengo entre las manos, querido amigo Hipólito, buen chaval, amigo de los caballos. Otra vez releo la jugada que te hizo tu madrastra, terrible mentira que te llevó a la muerte. Como el pobre José con la mujer de Putifar, amigo Hipólito, caíste en las redes de  una mala mujer. Pero ni siquiera ella fue la culpable porque todo fue un enfado de Afrodita, la diosa a la que, en tu castidad, negabas culto. Y ella lo preparó todo e hizo que tu padre, leyera aquel desgraciado mensaje con el que Fedra murió y que te maldijera. Un monstruo, engendro de Poseidón,  te salió al paso en la playa y desbocó tus caballos, que te arrastraron por los cortantes cantiles; a ti, el hábil auriga, el perfecto caballista. Todo al final no fue más que una disputa entre diosas: Afrodita y Ártemis, la diosa del amor frente a la virgen, y lo pagó tu cuerpo adolescente y hermoso. Quizás no sabías que también en Trecén regían las normas de la Hélade: nada en exceso, μηδὲν ἄγαν, no sobrepases los límites, no quieras ser el más justo de los hombres porque te convertirás en el más injusto como dice el saber hebreo en el Eclesiastés. Y fuiste un esclavo, sin querer, de la ὕβρις, ésa que lleva, sin remedio a la ἁμαρτία. ¿No recodaste cómo otros también fueron esclavos de esa ὕβρις  que ahora hace que seas un cuerpo hermoso y destrozado a los pies de tu padre?   No te preocupes, dulce Hipólito, fervoroso seguidor de Diana, porque tu historia tendrá continuación y dos mil  años después hablarán de ti los hombres en sus libros y hasta devendrás en malquerida a la que malquiere su padrastro. Porque ahí estamos todos,  porque común es el dolor que llega inesperadamente aun para el que se goza en el bien. ¡Qué bonito queda esto en  griego y así quiero cerrar esta epístola que brota del dolor de ser hombre! ¡Mi querido y tierno muchacho, un despojo ya pasto de los buitres!

κοινὸν τόδ’ ἄχος πᾶσι πολίταις
ἦλθεν ἀέλπτως.


Común para todos los ciudadanos,
este dolor que llega de repente.  

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