viernes, 31 de julio de 2020

EL CULEBRÓN VENEZOLANO DE LOS DIÁDOCOS


Cuando muere Alejandro, deja los reinos “al más fuerte”, es decir, como hizo Erinis al lanzar la manzana en las bodas de Tetis y Peleo con la inscripción “a la más hermosa”. Como es obvio, todos los generales de Alejandro se consideraron “el más valiente o el más fuerte” e iniciaron una guerra para quedarse con su inmenso legado. Eso sí, cada general se quedó con una parte :  Antígono, con Macedonia; Ptolomeo, con Egipto ( recordemos que Cleopatra provenía de esta estirpe); Lisímaco, con Tracia y, finalmente, Seleuco hizo lo propio con Asia en la que estaba incluida, como es lógico Persia y Mesopotamia. Estos reyes ya se asentaron en el poder y al pobre hijo de Alejandro tan sólo le podría corresponder Macedonia que incluía Grecia. Pero no todo es sencillo en la vida y nos tenemos que remontar a años atrás para entender lo que pasó.
         Filipo II, padre de Alejandro, tuvo un “desliz” con una bailarina tesalia que se llamaba Filina ( Ya veis parece que está escrito que las querindongas de los reyes tengan nombres acabados en –ina). De este “desliz” nació Filipo III Arrideo, hijo bastardo de Filipo y, por tanto,  hermanastro de Alejandro;  vamos, un caso idéntico al de don Juan de Austria y Felipe II, siendo el hermanastro del rey escurialense hijo del emperador y de la alemana Bárbara Blonberg, la Madama, como la conocían en el pueblo cántabro de Ambrosero en donde acabó sus días en 1597, sobreviviendo al Emperador casi cincuenta años. Os puedo asegurar que, aunque parezca increíble,  todavía no estaba de presidente Miguel Ángel Revilla.  En fin, que en tratando de bastardos,  nada nuevo hay  bajo el sol.
         Según algunos, Alejandro,  al morir,  entregó el anillo del poder a Pérdicas que gobernó como regente de Macedonia en nombre de Heracles (acordaos, el hijo de Barsine) y de Alejandro IV, el hijo de Roxana. También estaba de por medio el ya mencionado Filipo III, el hijo bastardo de Filipo II.
Cuando muere Pérdicas, le sucede Antípatro que tenía un hijo llamado Casandro. Sin embargo, Pérdicas no elige a su hijo para que le suceda en la regencia, sino a Poliperconte que contaba además con el apoyo de Antígono Monoftalmos (el de un solo ojo o el tuerto). Pero Casandro da un golpe de estado, se hace con el poder y mata a Olimpia, la madre de Alejandro y al pobre Antígono Monoftalmos. Corría el año 305 a. C.
         En principio, todo le pintaba bien al hijo de Roxana, pero Casandro ordenó a Glaucias que asesinara al heredero. Glaucias se vino arriba y no sólo mató a Alejandro, sino que mató también a Roxana. De esta forma le dejaba a su jefe el camino expedito para gobernar toda Macedonia.
         Pero no pensemos que ya las cosas estaban en paz pues Casandro siguió luchando  con Poliperconte y éste proclama heredero a Heracles, el hijo de Alejandro y Barcine. Sin embargo, en este culebrón histórico falta un final de traca: Casandro soborna a Poliperconte y éste mata a Heracles y a Barcine.
         La verdad, no sé por qué hay tanta gente que pierde el tiempo viendo culebrones y series infames si en las luchas de los diádocos    (palabra que proviene del griego διάδοχοι, “sucesores” y ésta palabra a su vez procede de διά, una preposición que significa “por” y del verbo δέχομαι que significa “recibir” o, mejor en este caso, “suceder”) por el poder no  hay  uno,  sino varios culebrones venezolanos.
         Si queréis seguir la historia, mirad en alguna historia de Grecia la vida   de Demetrio I Poliorcetes (el asedia ciudades) que era un hijo de aquel tuerto al que mató Casandro y que continuó la dinastía hasta Perseo, el último rey de Macedonia que,  derrotado en la batalla de Pidna,  en el 168 a. C,  por Lucio Emilio Paulo se lo llevaron a Alba Fucens en donde se dejó morir de hambre porque sus guardianes no le dejaban dormir.
         Con la batalla de Pidna se termina la historia de la Grecia libre y viene la historia de Grecia como provincia del Imperio Romano (Achaea en latín y Acaya en castellano). Sin embargo, no podemos olvidar ese maravilloso verso de Horacio que explica muy bien lo que, después de Pidna, ocurrió en el ámbito cultural.
Graecia capta ferum victorem cepit et artis intulit in agresti Latio.
         Este verso, que traducido al castellano, dice “La Grecia capturada capturó al fiero vencedor y las artes llevó al agreste Lacio” era muy del agrado de don Antonio Ruiz de Elvira que lo repetía con frecuencia en sus clases y recoge muy bien cómo esa Grecia que había sido derrotada por Lucio Emilio Paulo acabó derrotando culturalmente a los romanos y les llevó el arte hasta el Lacio campesino. Y es que es una regla de oro que, si el pueblo conquistador posee una cultura menor o de menor importancia que el conquistado, a la larga,  acaba siendo conquistado culturalmente por el pueblo sometido como ocurrió, años más tarde, con los visigodos que abandonaron su lengua germánica por el latín.
         Pero eso ya es otra historia.
        

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