viernes, 3 de agosto de 2018

SISTE VIATOR ALMAE HVIUS SCHOLAE


Es raro que los que han estudiado en la Facultad de Filología de la Complutense no recuerden esa inscripción latina que, cada día más borrada por el paso del tiempo y por ser políticamente incorrecta se encuentra en la puerta principal de la Facultad. Don Antonio Ruiz de Elvira le dedicaba hermosas y sabias palabras en sus clases y, en homenaje a él, quisiera recordaros aquella inscripción que decía así:

 

SISTE VIATOR ALMAE HVIUS SCHOLAE PROFESSOR ET ALVMNI QVORVM HIC ADSPICIS NOMINA VITAM PRO PATRIA ET FIDE LIBENTER IMMOLAVERUNT MORTVI ADHVC LOQVVNTUR VIRTVTIS ATQUE INMORTALITATIS VIAM MIRABILI OSTENDENTES EXEMPLO

Tal y como podemos comprobar la inscripción está escrita en letras capitales romanas, sin signos ortográficos y con la U representada por la grafía V.

La traducción en castellano, ya con signos ortográficos, dice así:

 

¡Detente, caminante! El profesor y los alumnos de esta nutricia escuela,  cuyos nombres aquí ves escritos,  la vida por la patria y por la fe libremente inmolaron. Muertos todavía hablan, mostrándonos el camino de la valentía y de la inmortalidad con su admirable ejemplo.

         Tan sólo algún comentario:

         En primer lugar, el Siste,  Viator es la inscripción típica de las tumbas romanas que, colocadas junto a los caminos, requerían la atención del caminante para “contarle” quién era el propietario de la  estela sepulcral.

         En segundo lugar, he traducido schola por escuela, pero podía haberlo hecho perfectamente por Universidad; el adjetivo alma (del verbo alo, alimentar), referido a la Universitas sicut mater es un tópico que se repite hasta la saciedad.  Es la idea de que la Universidad es la madre que alimenta la sociedad, la nodriza que  nos proporciona el alimento espiritual pese a que los planes de Bolonia se empeñen en hacerla esclava de las empresas y del poder financiero. No debemos abusar del sintagma Alma mater, como muy bien decía don Fernando Lázaro Carreter en sus certeros dardos en la palabra, pues, referido a un hombre resulta un tanto llamativo. Por ejemplo: el profesor X fue el Alma Mater, la madre nutricia de la Facultad de Filosofía.    

En tercer lugar, el profesor y los alumnos murieron por España en la Guerra Civil y luchando por el bando franquista de ahí que, como decíamos al principio, por ser políticamente incorrecta, se deje sepultar por el olvido y la desidia.

         Si vais por Madrid algún día, y os pasáis por la Facultad de Filología, acordaos de mí (pasé en ella siete años entre licenciatura y doctorado) y de las veces que miré esta inscripción.

         En fin, que estupideces se dicen cuando la temperatura está cercana a los cuarenta grados.

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