viernes, 3 de abril de 2020

NADA PODEMOS HACER (OPINIÓN DESDE EL CONFINAMIENTO)


Me gustaría pensar que , tras esta pandemia, el mundo iba a cambiar; que todos íbamos a ser más solidarios, más justos y mejores; que nos iban a preocupar los pobres, los desheredados, los miserables; que los científicos iban a ver la manera para que no se repitiera, en años venideros, algo parecido. Me gustaría pensar que el mundo egoísta y criminal del neoliberalismo iba a cambiar y se iba a terminar con los focos de miseria que son los que producen los contagios al contener a seres humanos a los que el primer mundo ha privado de los derechos más básicos y, desde luego en primer lugar,  del derecho a la sanidad. Me gustaría pensar que los políticos “se iban a reunir” para buscar soluciones para el futuro; que el mundo se iba a unir contra las posibles pandemias futuras investigando las causas de las ya pasadas e intentando atajar los posibles brotes.  Me gustaría pensar que los poderes financieros- esos de los que todos hablamos, pero que ninguno conocemos-, iban a dedicar al menos una parte de sus capitales en paraísos fiscales para mejorar el mundo, pero, la verdad, no lo veo. Pasará la crisis del puto coronavirus y todo seguirá igual: los pobres viviendo entre mierda, los ricos en mansiones de lujo y nosotros, las gentes de medio pelo,  creyéndonos que quitamos y ponemos a los gobernantes de los países en los que vivimos. Lo siento, pero tengo la sospecha -que es casi convencimiento-, de que todo va seguir igual, de que “la vida sigue igual” aunque pierdan la vida miles de seres humanos. Al fin y al cabo, hay que limpiar la casa cada cierto tiempo de deshechos porque a ver qué vamos a hacer con tanto pobre, que cada vez hace menos falta, en una sociedad absolutamente deshumanizada y tecnificada.  Lo siento, pero son muchos años de ataques salvajes contra la naturaleza, contra la casa común; son muchos años aprovechándose de los miserables para que ahora cambiemos nuestras costumbres. Los políticos, como siempre, intentarán sacar “tajada” electoral, ya sabéis, Pedro contra Pablo (Casado) y Pablo contra Pedro (Sánchez), pero no van a hacer nada más que lo que pueden hacer:  unas medidas concretas- muy bien tomadas por cierto por el gobierno de Sánchez – para paliar los daños. Lo otro no está ni en las manos de Sánchez, ni de Casado, ni de ningún político occidental; “lo otro” (cambiar la situación de injusticia social, crear una educación que sea un medio de reflexión y no un simple llenado de cerebros;  crear una sociedad más solidaría o empeñarnos en que, de una vez y para siempre, este mundo cambie) está en las manos negras de esos de los que tanto hablamos, pero que no conocemos; de los putos amos del mundo. Y contra ésos, contra su dinero y su poder, nada podemos hacer. Lo siento, pero el mundo seguirá,   tras haber estado dos meses confinados en nuestras casas tan mal o peor que estaba por mucho que nos cante la Rozalén a la que se agradece su optimismo. NIHIL FACERE POSSUMUS.
 


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