miércoles, 22 de abril de 2020

THEODOR KALLIFATIDES Y SU MUSA GRIEGA


El último libro que he leído en esta cuarentena es un libro de un autor griego que vive en Suecia desde hace la ya muy abultada cifra de cincuenta años. En Suecia se ha casado, ha tenido hijos y tiene nietos. Como todo sueco, salvo el que se lo hace y realmente no lo es, tiene don Theodor su piso y su estudio, su casa en una isla y casi seguro que su barco. Pero resulta que un mal día se empieza a dar cuenta de que ya no le fluyen las palabras como le fluían (es un escritor de éxito en sueco) y en su estudio del centro de Estocolmo las Musas no le visitan. Decide abandonar el estudio y quedarse a trabajar en casa, pero allí tienen que compartir su espacio con su santa esposa, cosa a la que el novelista no estaba acostumbrado: compartir la mesa del desayuno, compartir el periódico, compartir el trabajo, eso sí, cada uno a lo suyo. Y poco a poco le viene un recuerdo más vivo de su Grecia, de aquella Grecia que tuvo que abandonar por miseria y por política. Y entonces decide volver con su mujer al pueblo natal en donde le había preparado un homenaje y en donde ya tenía de antes una calle ( en la que, dicho sea de paso, aprovecha para fotografiarse con su santa esposa). Pero lo más importante de todo es que, estando en su pueblo, le visitan las Musas (normal, si estás en la Hélade) y empieza a escribir otra vez, pero no en sueco, sino en su griego natal. Y entonces, cincuenta años después nace su primer libro escrito en griego: Μια ζωή ακόμα, que la traductora Selma Ancira, conocida por sus traducciones de Ritsos, traduce como Otra vida por vivir. Un buen libro con un estilo sencillo, pero lleno de reflexiones sobre la Europa que nos está tocando vivir: ya sabéis, la Europa de los que trabajan y la Europa (según ellos) de los que no trabajamos y nos pasamos el día tomando una cervecita Cruzcampo con su tapita correspondiente. Injusticias que tiene la vida.


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