sábado, 2 de mayo de 2020

HELENA DE ESPARTA, LA MUJER MÁS HERMOSA DE GRECIA


Quiero contaros hoy algunas cosas sobre Helena de Troya o también Helena de Esparta. Lo primero es su nacimiento originalísimo: en la misma noche, su madre, Leda, tendría relaciones con Zeus, éste metamorfoseado en cisne, y con su santo esposo Tindáreo, éste en “cuerpo mortal”. De aquella noche y a partir de esas dos relaciones, Leda puso dos huevos (lógico hasta cierto punto si había tenido relaciones con un cisne): del primero nacerían Helena y Pólux, considerados hijos de Zeus, y, del segundo, Clitemnestra y Castor. Los dos primeros serían inmortales por ser hijos de Zeus y los dos segundos mortales. Sin embargo, una gran pena embargó  a Cástor por que un día tendría que dejar a su hermano y los dioses consiguieron que ambos fueran inmortales y conocidos como los Dióscuros que en griego significa, los chicos de Zeus.

         Siendo muy pequeña Helena y mientras estaba en un sacrificio en el santuario de Artemisa Ortia en Esparta, fue raptada por Teseo que iba acompañado - ¡cómo no!- , por su amigo Piritoo. Echaron a suertes la muchacha y le correspondió a Teseo que se la llevó a Atenas. El pueblo ateniense no la dejó pasar y el muchacho se la llevó a su madre, Etra, que habitaba en Afidna, una localidad a unos veintisiete kilómetros de Atenas. A continuación, los dos amigos se van para el Hades con la idea de raptar a Proserpina y darla como mujer a Piritoo (¡Qué obsesión con lo de raptar chicas!). Mientras los amigos estaban por el Hades, los Dióscuros rescataron a su hermana y, de propina y ya que estaban allí, se llevaron a la madre de Teseo y a la hermana de Piritoo para ponerlas como esclavas al servicio de Helena.

         Cuando ya Helena estuvo en edad de casarse, empezaron a llegar pretendientes cuya lista omito por prolija, pero os diré que en la Biblioteca del Pseudo Apolodoro se cuentan treinta y uno, todos de la beautiful people de Grecia. En esa lista estaban Teucro, Odiseo, Patroclo, Áyax mayor y menor, Diomedes y un largo etcétera. Su padre Tindáreo, viendo que se podía provocar una guerra entre los pretendientes, acoge un consejo de Odiseo (este Odiseo siempre aconsejando) en el que le dice que los pretendientes tienen que aceptar la decisión que se tome y que tienen e que acudir en ayuda del pretendiente al que corresponda Helena si éste se encontrara en peligro de perderla o hubiera sido raptada. Este juramento es fundamental para entender por qué, tras el rapto de Helena por Paris, todos los que habían sido sus pretendientes se embarcan en una guerra para rescatarla. Sin este detalle no se entendería por qué reyes lejanos tenían que ir en busca de la mujer de Menelao que, si se había quedado sin mujer,  su deber como macho griego era ir a buscarla y matar al raptor. Odiseo no dio este consejo de manera desinteresada pues, como era costumbre “de la casa” tenía que sacar provecho y así fue: a cambio del consejo, Odiseo se casaría con la prima de Helena y sobrina de Tindáreo: Penélope de la que ya hablaremos en su momento y lugar. Tindáreo eligió para su hija a Menelao de Esparta, hermano de Agamenón que estaba casado con Clitemnestra que, si recordáis , era la hermana de Helena nacida del segundo huevo junto con Cástor.

         Helena se casó con Menelao y luego vino lo de Paris y su rapto (¡Qué obsesión, Señor, con andar por el mundo raptando mujeres!). Pero eso ya es otra historia que, si queréis, os contaré otro día.


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