sábado, 16 de agosto de 2025

EL GENERAL ORAA

 


Toda su vida lleva el veredero oyendo hablar del general Oraa porque su casa madrileña estaba muy cerca del comienzo de la calle que el Ayuntamiento de Madrid dedicó en su momento a tan ilustre prócer. El comienzo de la calle es una cuesta ancha que gira a la derecha y pasa a denominarse Hermanos Bécquer y General Oraa se convierte en una calle de un solo carril que se llega hasta Francisco Silvela. Si nos ponemos en plan sociólogos, habría que decir que la calle experimenta un cambio de clase social y comienza en el opulento barrio de Salamanca, pero que, en llegando a su final, - e incluso mucho antes- deviene más proletaria. En la zona “proletaria”, estaba el cine Oraa en donde el veredero pasó algunas tardes de su infancia viendo películas, entre ellas, la inolvidable “La isla del fin del mundo” y también vivió en ella, cuando se marcharon de Chinchón y se fueron para el "foro",  José Sacristán con sus padres. También andaba por esta calle la clínica del doctor Simarro, famoso psiquiatra retratado por Sorolla e, item más, en el 6 de la calle vivía Miguel Rueda, el modisto al que le dediqué una calle entrada; en el 8, vivió Valle Inclán y el Marqués de Lozoya y, ya cruzando Serrano, estaba el Instituto Español de Hematología y Hemoterapia en donde trabajaba como hematóloga doña María del Socoro Romero Sánchez, hija de Federico Romero Sarachaga, famoso letrista de zarzuelas junto con Fernández Shaw ( Doña Francisquita, El caserío o Luisa Fernanda salieron de sus plumas) y pediatra de un servidor metido a veredero para contar historias del Maestrazgo.  Pero ¿quién fue el general Oraa os estaréis preguntando? El viajero no recuerda que viera su nombre en los libros de historia del colegio y, al estar en Morella, ese general ha vuelto a aparecer en su vida porque el tal Oraa fue el que puso cerco a la ciudad cabeza del Maestrazgo. El veredero busca en la Wikipedia y la “enciclopedia del pobre” le cuenta lo que sigue:

         Que don Marcelino Oraa Lecumberri nació en Beriáin , Navarra, en 1788, y que empezó su andar bélico con Francisco Espoz y Mina, guerrillero también navarro que tiene una calle en Madrid al lado de la Puerta del Sol. Su hazaña más famosa, que hasta ha dado lugar a una novela y a una película, fue el llevar un cañón de gran tonelaje desde un barco británico en las playas de Deva (Guipúzcoa) a Navarra. No era de Bilbao, pero su pueblo no andaba lejos del botxo.

         Eso último no lo dice la Wikipedia, pero algo tiene el viajero que añadir de su cosecha para que no todo sea IA. Lo de Morella tiene su aquel pues resulta que Oraa se fue para allá (perdón por el pareado vil) con 20.000 hombres, 2.000 caballos y 18 piezas de artillería. (¿De verdad que no era bilbaíno este hombre?) Al llegar, vio la bandera negra con una calavera de paño blanco en el medio. Oraa lo entendió y dieciocho días después de haber puesto cerco a Morella, se retiró y se marchó para Alcañiz. Este hecho provocó una crisis ministerial en Madrid (sin duda eran otros tiempos en los que había crisisde gobierno) y Oraa fue sustituido por don Antonio Van Halen, hermano de Juan Van Halen, el militar que luchó con cinco ejércitos distintos y que no fue traidor a ninguno, y antepasado de Juan Van Halen, político y poeta ( no tiene por qué ser un oxímoron) que milita, que el veredero sepa, en el PP.

         El veredero siente que no somos nadie pensando en lo del cañón, en lo del militar de los cinco ejércitos y en lo del poeta político y mira al castillo comprendiendo al general Oraa al que sus soldados llamaban el “Abuelo” y los carlistas, debido a su pelo cano, “el lobo blanco”.

         Oraa tuvo la fortuna de morir en su pueblo natal, en 1851, con sesenta y tres años.

         El viajero, que se ha comido un flaon morellano, baja con alegría camino de Vinaroz al haber recordado, gracias al “Abuelo” una parte no pequeña de su infancia matritense.

         Por cierto, que habéis visto que el viajero escribe Oraa sin tilde en la primera “a” porque así debe ser: es palabra llana acabada en vocal y, por tanto, según la ortografía de las Rae, no tiene por qué llevar acento. Tampoco lo lleva Feijoo por mucho que los chicos del PP, que no leen a la RAE, se empeñan en ponerlo. En fin, pelillos a la mar.

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