Heródoto es un pozo de sorpresas cuando se pone a contar las costumbres de los persas y así leemos en Historias I, 133:
[3] οἴνῳ δὲ κάρτα προσκέαται, καί σφι οὐκ ἐμέσαι ἔξεστι, οὐκὶ οὐρῆσαι
ἀντίον ἄλλου. ταῦτα μέν νυν οὕτω φυλάσσεται, μεθυσκόμενοι δὲ ἐώθασι
βουλεύ-εσθαι τὰ σπουδαιέστατα τῶν πρηγμάτων: [4] τὸ δ᾽ ἂν ἅδῃ σφι βουλευομένοισι, τοῦτο τῇ ὑστεραίῃ νήφουσι προτιθεῖ
ὁ στέγαρχος, ἐν τοῦ ἂν ἐόντες βουλεύωνται, καὶ ἢν μὲν ἅδῃ καὶ νήφουσι,
χρέωνται αὐτῷ, ἢν δὲ μὴ ἅδῃ, μετιεῖσι. τὰ δ᾽ ἂν νήφοντες προβουλεύσωνται, μεθυσκόμενοι ἐπιδιαγινώσκουσι.
Tan suculento texto, si el griego no me falla, dice como sigue:
“Tienen gran inclinación al vino y no se les permite orinar ni vomitar en presencia de otra persona. Esa costumbre se mantiene en la actualidad (atentos a los que viene) y tienen por costumbre deliberar embriagados los asuntos más importantes”. Ese subrayado es del pobre traductor.
Sigo porque la cosa no tiene desperdicio:
“Y aquello que les complazca a aquellos que lo han deliberado, eso mismo, al día siguiente, se les vuelve a plantear sobrios por parte del dueño de la casa; y, si les agrada también en estado de sobriedad, lo utilizan, pero, si no les agrada, lo abandonan. Y lo que estando sobrios puede ser objeto de deliberación lo vuelven a tratar en estado de embriaguez”.
Si no he traducido mal, los persas tratan un asunto estando ebrios; ese mismo tema, al día siguiente, lo deliberan sobrios y, si el asunto es de su agrado, le dan “otra vuelta” en estado de embriaguez. Y, parece ser que, tras el estado de embriaguez, sobriedad y embriaguez, ya consideran el asunto como de posible aplicación en su vida.
Traducido al presente: nos vamos al Congreso y allí se trata un tema estando los señores diputados, diputadas y diputades en estado de embriaguez; al día siguiente, cuando se les ha pasado la jumera, lo vuelven a tratar y, si el asunto “marcha”, se cogen otra cogorza y ya votan en estado de embriaguez. ¡Alucinante”!
Si supuestamente sobrios, los Patriae patres paren los abortos que paren, no me quiero imaginar lo que saldría de un Congreso en estado de delirium tremens.
Esto de los persas es mejor que no se lleve a la práctica en esta España sin ventura porque entonces sí que el barco va al garete sin remisión ninguna.
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