miércoles, 13 de agosto de 2025

MORELLA Y SUS FLAONS

 


El viajero se llega hasta Morella desde Vinaroz. Desde el colegio, viene oyendo el nombre de esta ciudad del Maestrazgo y recuerda que en los libros de historia la llamaban el “bastión inexpugnable del general Cabrera”. Cuando llega, le impresiona el castillo, verdadero nido de águilas, pero, en lugar de ascender hasta él, se mete por la muralla tras haber subido por una cuesta que deja pequeño al Tourmalet y entra en la población. Morella  huele a ciudad histórica por la que, si le echamos imaginación, podemos ver al Papa Luna, al ya citado Cabrera y a su rival, el general Oraa, tan caro al viajero porque tiene una calle en el que fue su barrio madrileño y hasta Ximo Puig, político valenciano que es natural de tan hermosa ciudad. Además de a historia, Morella huele a frío (cuando sopla el mistral, lo mejor es quedarse a la lumbre) y a flaons. Y puestos, si te quedas a la lumbre y te tomas una sopa morellana y estos pastissets llamados flaons, el mistral es menos mistral. El veredero apunta en su libreta de qué está compuesta la sopa y los flaons. Se la robamos un momento para podéroslo contar:

“La sopa es una sopa con carne, huesos de jamón, un tomate entero y una cebolla pelada. En principio, no parece tener nada especial, pero a esa sopa hay que añadirle unos bunyolets elaborados con huevos, harina, manteca, agua y sal. Los bunyolets se cuecen en la sopa y toman todo su sabor. Mutatis mutandis, serían como los rellenos del cocido o la pilota que se come en Cataluña con la escudella. Es una sopa para los fríos de Els Ports, la comarca de Morella que nos lleva hasta las tierras de Aragón desde donde venían los arrieros que se llegaban hasta Vinaroz para dejar verduras y cargar pescado.” Hasta aquí sus apuntes “libretarios” que no libertarios que es otra cosa muy distinta.

 El veredero se toma la sopa en un restaurante y decide tomarse los flaons en alguna pastelería morellana. Elige la pastelería García, cuya dependiente, con amabilidad inefable,  le sirve  un surtido de pastissets y ¡cómo no! los flaons. A continuación os cuento de qué están hechos estos pastelitos que son unas empanadillas dulces rellenas de requesón de oveja. Una delicia que el veredero recuerda que le gustaban mucho  a Pepe Carvalho, el detective de Vázquez Montalbán, homólogo del comisario Montalbano de Camilieri y gran gastrónomo como su creador.

         Para hacer la digestión, el viajero recorre la calle principal de Morella y se deja atrapar por la belleza de sus casas, muchas de ellas medievales. Se llega hasta el final y mira el paisaje de esta comarca. Se alegra de no haber venido en invierno cuando sopla el mistral y decide bajar a Vinaroz porque la noche acecha y la carretera es mala, con muchas curvas. Unos niños con sus abuelos juegan al fútbol mientras el omnipresente castillo los vigila, pero los niños no se inquietan. Están acostumbrados. Mientras baja, piensa que allá arriba se quedan el Papa Luna, Ximo Puig, el general Cabrera, el general Oraa y los flaons de los que se lleva una cajita en la que también van otros pastissets. Bajando también recuerda o se imagina as los arrieros maños con su bota de Cariñena y sus joticas. Quizás una decía, más o menos, así:

Sale el sol por los Monegros

y baña en el Ebro sus rayos,

luego viene a Zaragoza

y se va por el Moncayo.

        

Silbando Vagabundear de Serrat, ya sabéis, “no me siento extranjero en ningún lugar, donde haya vino tengo mi hogar”, regresa hasta el Mediterráneo en cuyas aguas, más frescas que el día anterior, se dará un baño reconfortante. Amén.

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