miércoles, 20 de agosto de 2025

LA PALMERA LEVANTINA

 


Cuando el viajero contempla esta palmera levantina en la playa de Vinaròs, no puede sino acordarse de ese poema de “su” Miguel Hernández al que puso música, en su segundo disco dedicado al poeta de Orihuela y cuya presentación coincidió con el centésimo aniversario de su nacimiento, Joan Manuel Serrat. Esa es una de las maravillas de la poesía: que vemos el mundo con los ojos de los poetas. Por eso, el viajero se limita a copiar ese poema y no añadir nada más porque ya lo dijo todo antes, más y mejor el eximio poeta alicantino. Ahí os lo deja mientras lo apunta en su libretilla de poemas que le ayudan a vivir.

 

La palmera levantina

 

La palmera levantina,

la columna que camina.

La palmera... la palmera...

 

La palmera levantina,

la que otea la marina,

la mediterránea era.

 

la que atrapa la primera

ráfaga de primavera

la primera golondrina.

 

La que araña los luceros

y se ciñe los encajes

de las nubes a los zancos datileros.

 

La que brinda sol en grano al verderol.

La que se arroja de bruces contra el Sol.

 

El magnífico incensario

que se mece solitario.

La palmera... la palmera...

 

Al final de una colina,

contra azul extraordinario...

¡la palmera levantina!

 

La palmera lo primero

que vé el ojo marinero

de los mares de Levante.

 

La palmera la que encuna

al arcángel de la luna,

¡la palmera de Alicante!

 

Vedla, fina,

palpitar en el confín.

Vedla, presa, en la retina

de Azorín.

 

La palmera... la palmera...

 

Como manos compañeras,

al dejar mis anchos valles

y marchar de una mentira bella en pos, como manos,

desde fondos de horizontes y colinas

me dijeron las palmeras

levantinas,

´´¡adiós!´´


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